Nueva receta


Si, ya sé que este blog no es de cocina...
Pero es que este fin de semana me sorprendí a mi misma sin previo aviso (valga la redundancia)…mi idea era descansar, pero decidí romper ese esquema y otros muchos haciendo otra cosa…
En esa otra cosa nos sugirieron algo interesante: hacer cada día, de nuestros momentos cotidianos, algo sagrado.
La idea me sedujo desde el primer momento y nada más llegar a casa la puse en práctica.
Decidí hacerme una sagrada tortilla de patatas con cebolla, y además me encontré una solitaria y apetecible batata y decidí que se uniría con nosotros en aquella improvisada ceremonia.
La pobre no dijo ni mu, así que me puse manos a la obra con toda mi alma (nunca mejor dicho).
Tengo que confesar que la cocina y su entorno es un ámbito de diversión para mi, por lo que no me costó mucho meterme en la idea de disfrutar y honrar este evento tan habitual.
Y también tengo que confesar que nunca había pelado una batata cruda y tuve que poner toda mi atención en que mis bíceps y el cuchillo trabajaran con la suficiente armonía como para no rebanarme un dedo…y claro en esos minutos de despliegue total de habilidades mondatorias, no me quedó concentración suficiente para aquella historia de lo sagrado y además tuve una repentina revelación del por qué este rebelde tubérculo se suele tomar cocido o asado.
Otro sobresalto fue comprobar que no quedaban huevos suficientes para una hermosa tortilla pero, decidí pasar por alto aquello porque la ceremonia de lo sagrado empezaba a chafarse por momentos.
Todo en aquel instante empezó a tomar un brillo especial, como en una películas donde al empezar la banda sonora de fondo, todo cobra vida y movimiento, danzando los colores intensos, con aromas penetrantes, y sonidos chisporroteantes, solo faltaba que las cacerolas se pusieran a jugar por la encimera y se abriera un agujero en el techo entrando una beatífica luz celestial iluminando mi cocina…
El tiempo se paró y todo el universo parecía girar en torno a aquella humilde sartén que parecía más hermosa y viva que de costumbre…
Ni que decir tiene que prolongué aquel inesperado ceremonial con el divino plato en la mesa, y saboreando aquel delicioso y venerable bocado de tortilla…
No sé si era el hambre o todo lo que se movió alrededor de aquella receta, el caso es que nunca he disfrutado tanto de un episodio tan cotidiano ni he saboreado comida con más entusiasmo y excelencia…
Lo único que espero es que estas miles de calorías sean también sagradas y se alojen en mi cuerpo espiritual y no en mis caderas…

6 comentarios:

trinidad 11:27:00  

Siento desilusionarte querida, pero como no las quemes rápido, las sagradas calorias de tu torilla especial se instalarán en tus caderas, en tu culo, en tus brazos o en cualquier rincón donde no te gustaria que se instalasen, pero así son. Aunque siempre te queda la opción de disfrutar al contemplar esas mollitas y decir :"cuanto disfruté con esa tortilla". Bueno, perdona, pero se me ha ido un poco la pinza, es que lo de las calorias lo llevo fatal. Es muy bonito que publiques este tipo de experiencias en el blog, para recordarnos que podemos convertir en mágicos los momentos cotidianos. Besos.

Clematide 15:45:00  

¡Qué va Iris! esta tortilla resultó ser totalmente light, con el agravante de que las comidas de domingo...no cuentan calorías, je je je...no sé si conocías esta norma, yo te informo! ja ja ja.
¡Besitos y gracias por venir!

ely 17:01:00  

Eres genial Loly, lo malo es que cuando tienes que hacer un potage de lentejas a 100 por hora para que te de tiempo a sacar el perro, a tender la lavadora, a hacer la cena y a preguntarle a los niños el examen del día siguiente, ... no sé... como que no disfrutas el dichoso potage... hasta es posible que le transmita la pobre el estres..
Besos wapaa!

Clematide 21:57:00  

Pero mujer, si también se puede hacer un potage sagrado exprés...no sabes tú cómo te sale de bueno!!! Pruébalo, pertenece a la nouvelle cuisine (toma ya!, ja ja ja).
Me hace mucha ilu que vengas por aqui, guapísima!.
Besito.

barfly 23:49:00  

-Cuando aprendas a hacer una tortilla de habas extremeñas, meditar, y recitar a Benedetti en alemán, todo a un tiempo; será entonces cuando Punset se kite el sombrero ante tí.

Clematide 23:56:00  

Pues ya puedes ir avisándole Barfly, de aqui al guiness de los records, lo único que aún tengo que practicar es el alemán que me sale con acento de los montes...pero todo lo demás...¡lo bordo! (modestia aparte...ejem)

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