Ahí queda eso...


La frase es de Eduardo Punset...
¡Y la carita de la neurona es todo un poema!
A partir de ahora no podré evitar imaginarme a mis neuronas con esa pose indiferente ante mis cuestionamientos...

Nueva receta


Si, ya sé que este blog no es de cocina...
Pero es que este fin de semana me sorprendí a mi misma sin previo aviso (valga la redundancia)…mi idea era descansar, pero decidí romper ese esquema y otros muchos haciendo otra cosa…
En esa otra cosa nos sugirieron algo interesante: hacer cada día, de nuestros momentos cotidianos, algo sagrado.
La idea me sedujo desde el primer momento y nada más llegar a casa la puse en práctica.
Decidí hacerme una sagrada tortilla de patatas con cebolla, y además me encontré una solitaria y apetecible batata y decidí que se uniría con nosotros en aquella improvisada ceremonia.
La pobre no dijo ni mu, así que me puse manos a la obra con toda mi alma (nunca mejor dicho).
Tengo que confesar que la cocina y su entorno es un ámbito de diversión para mi, por lo que no me costó mucho meterme en la idea de disfrutar y honrar este evento tan habitual.
Y también tengo que confesar que nunca había pelado una batata cruda y tuve que poner toda mi atención en que mis bíceps y el cuchillo trabajaran con la suficiente armonía como para no rebanarme un dedo…y claro en esos minutos de despliegue total de habilidades mondatorias, no me quedó concentración suficiente para aquella historia de lo sagrado y además tuve una repentina revelación del por qué este rebelde tubérculo se suele tomar cocido o asado.
Otro sobresalto fue comprobar que no quedaban huevos suficientes para una hermosa tortilla pero, decidí pasar por alto aquello porque la ceremonia de lo sagrado empezaba a chafarse por momentos.
Todo en aquel instante empezó a tomar un brillo especial, como en una películas donde al empezar la banda sonora de fondo, todo cobra vida y movimiento, danzando los colores intensos, con aromas penetrantes, y sonidos chisporroteantes, solo faltaba que las cacerolas se pusieran a jugar por la encimera y se abriera un agujero en el techo entrando una beatífica luz celestial iluminando mi cocina…
El tiempo se paró y todo el universo parecía girar en torno a aquella humilde sartén que parecía más hermosa y viva que de costumbre…
Ni que decir tiene que prolongué aquel inesperado ceremonial con el divino plato en la mesa, y saboreando aquel delicioso y venerable bocado de tortilla…
No sé si era el hambre o todo lo que se movió alrededor de aquella receta, el caso es que nunca he disfrutado tanto de un episodio tan cotidiano ni he saboreado comida con más entusiasmo y excelencia…
Lo único que espero es que estas miles de calorías sean también sagradas y se alojen en mi cuerpo espiritual y no en mis caderas…

El viento y el Alma



Comenzamos una nueva temporada, el otoño inicia un nuevo ciclo y para mi especialmente, este otoño trae nuevos aires, nuevos colores, nuevos aromas...que quiero ir compartiendo de nuevo en este pequeño espacio que la tecnología me ofrece tan generosamente...

Después de muchos meses sin aparecer...¡Hola a todos! (si es que hay alguien ahí...ja ja ja)


EL VIENTO Y EL ALMA

(Luis Cernuda)


Con tal vehemencia el viento

viene del mar, que sus sones

elementales contagian

el silencio de la noche.


Solo en tu cama le escuchas

insistente en los cristales

tocar, llorando y llamando

como perdido sin nadie.


Mas no es él quien en desvelo

te tiene, sino otra fuerza

de que tu cuerpo es hoy cárcel,

fue viento libre, y recuerda.

Ramillete de palabras

Si has llegado hasta aqui, es porque el amor no conoce fronteras ni límites.

Datos personales

Mi foto
Aprendiza de la vida