La primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido.
Solo falta que al mirame al espejo vea brotecitos tiernos saliendo de mis orejas, pues en todo lo demás me siento florecer en esta época del año.
Creo que mi madre se equivocó y en lugar de verano yo nací en primavera, o la primavera nació en mi, pues incluso si estuviera en algún lugar incomunicada del resto del mundo sabría si es primavera sintiendo la forma como saltan las células de mi cuerpo, de fiesta, chocando entre sí eufóricas de alegría.
Habrá más homenajes a esta fantástica estación, el primero aqui.
El término "primavera" proviene de prima (primer) y vera (verdor).
Las diosas Démeter y Perséfone representaban para los griegos los poderes de la naturaleza, su transformación y la emergencia cíclica. En la antigua Grecia, el primer día de la primavera era el día en que Perséfone, prisionera bajo tierra durante seis meses, volvía al regazo de Deméter, su madre.
En las culturas indígenas de América, la llegada del nuevo ciclo climático que hoy conocemos como primavera era celebrado durante días. El reverdecer de la tierra señalaba la llegada de las cosechas y con ellas el sustento de toda la sociedad.
El sentido de brotar junto con la naturaleza fue enaltecido por Mahoma, quien sostenía que “no hay gota en los mares, ni fruto en los árboles, ni planta en la tierra que no tenga en cada semilla un ángel que cuide de ella". La primavera está entonces ligada a lo sagrado y protegida por los guardianes de Dios para que al hombre no le falte el sustento.
Para algunos pueblos eslavos y escandinavos, por ejemplo, los templos consagrados a sus dioses eran bosques, lagos y árboles sagrados, pero todos celebraban festivales que podían durar semanas porque para todos los pueblos la primavera siempre era algo festivo.
Más cerca de la modernidad, los primitivos cristianos tomaron la celebración pagana de la primavera como fecha anual para rememorar la muerte y resurrección de Cristo.
El Easter, como se lo conoce en las culturas nórdicas -y que viene de Eastra o primavera-, era celebrado con anterioridad pero fue tomado por los cristianos para conmemorar la Pascua o muerte y resurrección de Jesús.
Los cristianos vieron la gran similitud entre el ciclo anual de las estaciones, la simbología de la primavera (el renacer de una nueva vida después del invierno) y la celebración pagana de la primavera, y la asociaron a la muerte (invierno) y resurrección de Cristo (nacimiento hacia una nueva vida).
Este despertar a un nuevo mundo era celebrado también por los fenicios, quienes le rendían homenaje a Astarté, mientras que en la India la hacedora del milagro del florecimiento era la diosa Kali.
Como iniciadora de nuevos ciclos, la primavera está asociada también a la diosa Afrodita, la deidad del amor.El despertar a la vida es también el despertar a la pasión y la creatividad que ella conlleva.
Como iniciadora de nuevos ciclos, la primavera está asociada también a la diosa Afrodita, la deidad del amor.El despertar a la vida es también el despertar a la pasión y la creatividad que ella conlleva.
Fuente Internet
4 comentarios:
Leyendo tu explicación, me ha venido el olor del musgo fresco, de la tierra húmeda, el dulce aroma de las flores y el murmullo del agua de un arroyuelo, ya es primavera sí, y se siente en el aire.
Besos.
Carmen
La vida aprovecha para hacer su exposición de temporada...qué maravilla.
Un beso.
ole ole, ya es primavera, por fin despues de tanto frio y lluvia =)
¡¡¡Ahora toca florecer!!!Qué bien ¿verdad?
Besitos niña guapa!
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